Alban Berg, como nunca antes se había escuchado
ALBAN BERG:
Sonata para piano (orqu. A.Davis); Passacagia (orqu. A.Davis); Tres piezas para orquesta; Concierto para violín / James Ehnes, violín. BBC Symphony Orchestra. Dir.: Sir Andrew Davis / CHANDOS
Este disco ofrece, en cierto modo, un Alban Berg inédito. Durante el confinamiento por la pandemia, el director inglés Sir Andrew Davis se dedicó a orquestar dos obras que Berg nunca pensó para orquesta. La Sonata para piano de 1907-08 fue la primera obra publicada por Berg, escrita bajo el admonitorio control de su maestro Arnold Schoenberg, que por entonces se hallaba en pleno proceso de abrazar la atonalidad. Por su parte, la Passacaglia de 1913 es otro paso de Berg hacia la madurez creativa. En la orquestación de Davis, la sonata suena como una suite perdida de su segunda ópera, Lulu, mientras que la Passacaglia está impregnada de la atmósfera de su predecesora, Wozzeck.
De haberlas escuchado sin saber quién era su autor, probablemente habría identificado la música como de Berg, aunque algunos pasajes podrían confundirse con Franz Schreker, el archidecadente operista del momento. En cualquier caso, no hay nada malo en ello; se trata de una música extremadamente escuchable, y aún más cuando la interpretación es tan convincente como la que brinda la Sinfónica de la BBC, con hechizantes pasajes solistas a cargo del concertino Igor Yuzefovich. Al igual que sucede en buena parte de la obra de Schreker, la música invade y rodea al oyente sin llegar a apoderarse del todo del oído. Las Tres piezas para orquesta de 1914-15 se ofrecen, por supuesto, en la versión canónica de Berg, aunque también suenan un poco Schrek-lich, si se me permite el juego de palabras con el alemán.
El Concierto para violín es otra cuestión. Escrito en recuerdo de Manon, la hija adolescente de Alma Mahler que había muerto víctima de la polio e impregnado del erotismo de Lulú y de la relación amorosa extramatrimonial de Berg con la cuñada de Alma en Praga, el concierto fue sufragado por el violinista estadounidense Louis Krasner, quien se reservó a cambio los derechos exclusivos de interpretación.
Berg murió en 1935 de una infección, a los 50 años, y el estreno póstumo del concierto se truncó porque el director de orquesta previsto, Anton von Webern, sufrió una crisis mental. Krasner continuó defendiendo la partitura original durante dos décadas sin mucho éxito. La presente interpretación se basa en la revisión realizada en 1996 por el biógrafo de Berg, Douglas Jarman.
Después de los meandros anteriores, el concierto se impone como la sublime obra maestra que es, interpretada aquí con tono relajado y melodioso por el violinista canadiense James Ehnes. Sin arredrarse ante las formidables dificultades de la partitura, Ehnes lo aborda como si se tratase de un concierto posromántico, un enfoque que parece dar un nuevo sentido al ‘estilo Lulu‘ y a las abundantes citas de Bach que salpican la partitura. Davis y la BBC se implican a fondo en una de las mejores interpretaciones bergianas que recuerdo.
Estoy casi tentado de escribir que, si le gusta el concierto de Chaikovski…. bueno, no del todo, pero casi.
Norman Lebrecht
2 comentarios para “Alban Berg, como nunca antes se había escuchado”
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