Adiós, Battiato
Bueno, pues se nos ha ido Battiato. Cuesta creer que es verdad porque cuesta pensar que se nos va también una parte de nosotros, la que sobrevivía a su lado, la que nos recordaba tantas cosas desde que éramos jóvenes hasta hoy, cuando irremediablemente ya no lo somos. De formación clásica y vanguardista a la vez, admiró a Stockhausen pero fue libre y en sus letras hay ecos de Nietzsche y el budismo —“no veo la hora de reencarnarme”, decía— y de los místicos orientales y occidentales, de las fronteras imprecisas e inquietantes, imposibles e inútiles como las de Buzzati o Gracq. “Siempre en el filo, a punto de caer” decía sentirse en una extraordinaria entrevista que le hizo Irene Hernández Velasco en Jot Down y que está aquí.
La entrevista es tan buena y Battiato se explica tan como es que lo que diga sobre él un admirador rendido como yo he sido, soy y seré carece de mayor relevancia que la del homenaje agradecido.
Nos vemos, con Tito, con Eloisa, todos, en la próxima estación del amor, querido Franco.
Luis Suñén