VALENCIA / Antonio Ripa y Pascual Fuentes, una recuperación necesaria a cargo de Harmonia del Parnàs
Valencia. Palau de les Arts (Teatre Martin i Soler). 24-XI-2021. Ciclo “Les Arts és Barroc i Música antiga”. Roberta Invernizzi y Olalla Alemán, sopranos. Harmonia del Parnàs. Directora y clave: Marian Rosa Montagut. Obras de Antonio Ripa y Pascual Fuentes.
El primer concierto del nuevo ciclo “Les Arts és Barroc i Música antiga” ha traído aparejada una pequeña sorpresa. Harmonia del Parnàs, la formación fundada y dirigida por la clavecinista Marian Rosa Montagut en 2003, ha unido en un mismo programa a dos de los más destacados representantes de ese momento en que la música española transita del Barroco al Clasicismo y que tienen en común el haber nacido el mismo año de 1721: el aragonés Antonio Ripa y el valenciano Pascual Fuentes (se celebra, pues, el tercer centenario de ambos). Pero Ripa y Fuentes tienen bastantes más cosas en común: se formaron como niños coristas, ejercieron como maestros de capilla en distintas catedrales españolas y se presentaron a la misma oposición para el magisterio de capilla de la Catedral de Cuenca, junto a otro compositor también apellidado Fuentes (Francisco Antonio).
Fue Ripa quien obtuvo la plaza de Cuenca, donde apenas estuvo nueve años, ya que en 1762 fue nombrado maestro de capilla del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid (en esos años, firma la censura de la obra del padre Soler Clave de la modulación, lo que da una idea del prestigio que tenía) y en 1768 es nombrado maestro de capilla de la Catedral de Sevilla, donde estaría hasta su fallecimiento, en 1795. Fuentes, por su parte, estuvo prácticamente ligado toda su vida a la Catedral de Valencia. Allí se formó como infantillo de coro, allí obtuvo, tras su ‘fracaso’ en la oposición de Cuenca, la plaza de maestro de capilla en 1757, en sustitución de Josep Pradas, y allí se convirtió en el primer profesor de Vicente Martín y Soler.
Tanto Ripa como Fuentes fueron compositores prolíficos, aunque hoy su música es bien infrecuente. A Ripa le dedicó hace tres años un CD monográfico la Orquesta Barroca de Sevilla, dirigida por Enrico Onofri, cuando todavía se daba por cierta la fecha de 1718 como la del nacimiento del compositor de Tarazona. En 2017, Música Trobada publicó un CD (Ab llicència o sens ella) con varios villancicos en lengua valenciana de Fuentes. Pero poco más ha sonado, más allá de aquel periodo, la música de estos dos insignes compositores.
Harmonia del Parnàs, que contaba en esta ocasión con la participación como concertino de Hiro Kurosaki (casi valenciano de adopción) y de dos estupendas sopranos, Roberta Invernizzi y Olalla Alemán, presentó un programa (llevado en los días previos a Cádiz y Cuenca, de la mano del CNDM) con obras religiosas de Ripa y Fuentes. Del primero, un villancico al Santísimo Sacramento (Si rayo a rayo bebe) y otro al Nacimiento (Viendo al niño como cantan); del segundo, una Salve Regina (muy pergolesiana, como casi todas las obras religiosas compuestas en las catedrales españolas en aquel periodo), una cantada la Natividad de Nuestra Señora (La bárbara cruel furia) y otra al Santísimo Sacramento (Quien amor vista te dio), además de dos suites de danzas de autoría anónima. Salvo en el caso de la Salve, se trata de obras de recuperación patrimonial o que sonaban por primera vez en España.
El coqueto Teatre Martin i Soler del Palau de Les Arts fue escenario perfecto para este concierto, que no superó la mitad del aforo, quizá porque el público valenciano no está todavía demasiado familiarizado a estos repertorios antiguos (por tanto, es de aplaudir la iniciativa conjunta de Les Arts y el CNDM de presentar y, sobre todo, de intentar consolidar este nuevo ciclo). La acústica del auditorio fue una buena aliada para Harmonia del Parnàs, integrada en esta ocasión por tres violines, violonchelo, contrabajo, cuerda pulsada (tiorba y guitarra) y clave. La formación de Marian Rosa Montagut sonó afinada y certera en todo momento y mostró desparpajo enorme en las suites danzables, que se prestaban bastante más a ello que las piezas sacras (aunque el villancico al Nacimiento de Ripa tenía también cariz festivo, tanto en sus dos estribillos como en las coplas). No deja de sorprender que, en sus casi veinte años de historia, Harmonia del Parnàs haya sido programada en muy contadas ocasiones en la capital de la comunidad (como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena).
Por su parte, Invernizzi y Alemán, dos sopranos de voz poderosa y oscura (oscuridad bastante más apreciable en el caso de la murciana que en de la italiana), empastaron admirablemente (salvo en el caso de La bárbara cruel furia, que da título al programa, eran obras a dúo) y se mostraron pletóricas, sobre todo en el caso de antífona, cuyo Eia ergo sonó como bis al final del concierto. Buena música de dos autores que demandan una mayor atención e interpretación de muchos quilates tanto en el apartado vocal como en el instrumental.
Eduardo Torrico
[Foto: Miguel Lorenzo. Les Arts]