MADRID / ORTVE: un coro sobresaliente, un pianista virtuoso y una orquesta muy solvente
Madrid. Teatro Monumental. 21-I-2022. Behzod Abduraimov, piano. Orquesta Sinfónica RTVE. Director: Jaime Martín. Obras de Boulanger, Rachmaninov y Brahms.
“Me oprimieron bastante desde mi juventud, pero no lograron vencerme”, así reza la traducción del texto original en francés que la compositora Lili Boulanger (1893-1918) empleó para Salmo 129 (Ils m’ont ases oprimé dès ma jeunesse). Lili era la hermana menor de Nadia Boulanger, la Mademoiselle del cineasta Bruno Monsaingeon. La salud de Lili Boulanger fue muy delicada desde su primera infancia. Murió muy joven, con tan sólo 24 años, a causa de una tuberculosis extrapulmonar —hoy conocida como enfermedad de Crohn—, pero eso no le impidió ser la primera mujer en ganar el Premio de Roma en 1913, premio que su hermana Nadia jamás obtuvo. De haber vivido más tiempo, Lili Boulanger hubiera llegado a ser la gran compositora del siglo XX. Sin embargo, el destino es caprichoso y hay vidas que se truncan prematuramente y nos dejan a los vivos con la especulación de lo que hubieran podido ser.
Lili Boulanger compuso Salmo 129 en 1916, durante su estancia en la Villa Médici, sede de la Academia de Francia en Roma. Originalmente escrita para barítono y gran orquesta, hay una versión posterior, para coro mixto, que arregló Nadia Boulanger. Es precisamente esta versión con la que el Coro y Orquesta Sinfónica RTVE abrieron el quinto concierto de la temporada “Ecos de la Belle Époque”. Para la ocasión, la orquesta contó con Jaime Martín, director invitado, que pasa por unos años de brillantísima madurez musical. Salmo 129 comienza con una dramática e intensa introducción orquestal de 30 compases que viene a durar unos dos minutos. Seguidamente, entran las voces masculinas al unísono, y no será hasta la bellísima coda final cuando entren las voces femeninas, a modo de nimbo sonoro que corona las palabras Os bendecimos en nombre del Eterno que cantan las voces masculinas. El Coro RTVE cantó muy bien, mantuvo la tensión, el dramatismo y la emoción de una obra que apenas dura ocho minutos. Un suculento aperitivo para el público, que supo reconocerlo con el aplauso y reconocimiento al coro y a quien es su director desde septiembre de 2021, el asturiano Marco Antonio García de Paz.
La segunda obra en el programa fue la conocida y pegadiza Rapsodia sobre un tema de Paganini op. 43 para piano y orquesta de Sergei Rachmaninov (1873-1943) que fue muy bien interpretada por el pianista uzbeko Behzod Abduraimov. Sin duda, Abduraimov demostró su perfección técnica y virtuosismo. A nadie se le ocurriría decir —y menos a quien suscribe esta reseña— que no tocó bien, aunque sí que adoleció de profundidad en el sonido en algunos pasajes en los que el piano se oía por debajo de la orquesta. La calidad técnica y virtuosismo de muchos intérpretes actuales es indiscutible, y Behzod Abduraimov es uno de esos intérpretes, pero también demostró el lirismo de sus dedos en la famosísima Variación XVIII – Andante cantabile que la mayoría de personas conocen como banda sonora cinematográfica —por cierto, la primera película donde se empleó este conocido tema fue la mexicana El Peñón de las Ánimas (1942), dirigida por Miguel Zacarías y protagonizada por Jorge Negrete y María Félix—. La interpretación de Abduraimov fue muy aplaudida por el público quien pareció insistir con el aplauso para que el pianista, quizás haciéndose un poco de rogar, interpretara una propina. Después del alarde técnico de la obra de Rachmaninov, hubiera uno esperado otra propina más lucida y distinta a la del conocidísimo Preludio en Mi menor op. 28 nº 4 de Chopin, que Behzod Abduraimov interpretó bien, pero a la que podría haber sacado más jugo melódico. Así nos fuimos al descanso.
La segunda parte del concierto, estuvo protagonizada por la Orquesta Sinfónica RTVE. Si la semana anterior, habíamos tenido la oportunidad de escuchar la Sinfonía nº 1 de Johannes Brahms (1833-1897) dirigida por el director titular Pablo González, esta semana pudimos disfrutar de la Sinfonía nº 2 en Re mayor op.73 dirigida por Jaime Martín. Brahms compuso su segunda sinfonía mientras visitaba los Alpes austriacos en el verano de 1877, lo cual llama la atención si lo comparamos con los quince años que necesitó para terminar su primera sinfonía. No lograba Brahms quitarse el ‘estigma’ de Beethoven, si a su primera la llamaron la ‘Décima de Beethoven’, a su segunda la llamaron “La Pastoral” en referencia a la Sexta de Beethoven.
Jaime Martín hizo una muy buena labor con ese gesto tan personal con el que mueve la batuta en la mano derecha. La sección de viento, especialmente las trompas, hizo una sobresaliente interpretación en esta sinfonía. Ya sabemos que en el arte —y que nadie dude de que lo que hicieron los maestros de la orquesta y el director fue arte— interviene el gusto de quien observa (escucha). Y uno no puede sustraerse a sus gustos personales que, en este caso, le hacen pensar que, por ejemplo, el delicioso Allegreto grazioso —que en el estreno de la obra en 1877 tuvo que repetirse a petición del público— podría haberse interpretado de un modo más ‘danzable’, más ‘pastoral’ si se prefiere.
En resumen, una sobresaliente interpretación del coro, una virtuosa interpretación del pianista y una destacada solvencia musical de la orquesta.
Michael Thallium
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