MADRID / Olivier Baumont: elegante perfección
Madrid. Fundación Juan March. 27-III-2021. Conciertos de los sábados. Olivier Baumont, clave. Suites para clave de John Blow, Henry Purcell, William Croft, Thomas Chilcot y Georg Friedrich Haendel.
La música inglesa para clave entre Henry Purcell y G.F. Haendel apenas se transita fuera de las islas británicas, a excepción, claro está, de las composiciones de este último –si es que pueden considerarse en algún sentido como música inglesa–. Una lástima, pues encierran bellezas incuestionables, como pudimos comprobar en este concierto. No puede negarse que tal vez faltó música de mayor enjundia –dentro de la propia producción purcelliana hay composiciones superiores–, pero se agradecen en todo caso las novedades en el repertorio, en particular cuando están tan, tan bien tocadas.
Olivier Baumont es un gran conocedor del repertorio –en su haber debemos situar sus dos aportaciones discográficas al repertorio haendeliano, que contaban, entre otras virtudes, con la de salirse de las canónicas dieciséis suites, adentrándose en piezas escasamente conocidas; y también su espléndida integral Purcell, ambas en Erato–, lo entiende, lo absorbe y se sirve de su profundísimo conocimiento del clave francés para destilar unas lecturas impecables.
Las suites inglesas para clave se caracterizan por su brevedad, absorción del estilo francés y total libertad formal, de suerte que en pocas ocasiones nos hallamos ante la sucesión estandarizada en Alemania y, en cierto modo, en Francia de alemanda-corrente-zarabanda-giga, con o sin preludio. En este sentido, Haendel se incorpora de forma coherente, ya que en sus suites para teclado siempre mostró escaso interés por la forma, amalgamando piezas de diversos orígenes y estructura para formar conjuntos en los que, con frecuencia, unificaba la sonata y la suite, aunque en la seleccionada para este concierto, como excepción, tenemos una suite completa con preludio.
Sin duda, al margen de las aportaciones del sajón, la obra de mayor calidad que escuchamos fue la Suite nº 3 en Do menor de Croft, cuyo excepcional Ground se tuvo durante mucho tiempo como composición de Purcell –y, de hecho, su composición para tecla más famosa–. De Haendel se ofreció la Suite en Re menor HWV 437, cuarta de las publicadas en 1733, datada en los años de Hamburgo, cuando el compositor tenía entre 18 y 21 años. Resulta asombrosa la calidad de una pieza compuesta a tan bisoña edad, pero ahí reside el misterio del genio. Y, como colofón, la archifamosa Chacona en Sol mayo, HWV 435, también incluida en el Second Set de 1733 y también datada entre 1703 y 1706.
Baumont dio una lección magistral de cómo se debe tocar esta música: con ritmos bien marcados, pero jamás metronómico, con flexibilidad, pero sin exageraciones, con tempos vivos, pero no desbocados, solemne, retórico, elegantísimo, técnicamente impecable. Y todo ello desde la más absoluta sencillez, sin esfuerzo aparente, con seriedad y solidez, derrochando, eso sí, virtuosismo cuando la partitura lo exige, como no puede ser de otra forma en la chacona haendeliana, donde fue construyendo su imponente arquitectura hasta el clímax de la última variación.
Como propina, Baumon interpretó una “pequeña chacona” [sic], composición propia, con motivo del cumpleaños, al día siguiente, de su alumno español Ramón Pérez-Sidín Blanco, que fue quien le pasó las páginas en la Chacona de Haendel.
Utilizó ampliamente los recursos del Ruckers-Taskin debido a Keith Hill perteneciente a Yago Mahúgo y en depósito en la sede de la fundación, del que extrajo un sonido precioso.
Javier Sarría Pueyo
El audio del concierto está colgado en el Canal March hasta el 27 de abril.
(Foto: Dolores Iglesias)