MADRID / ‘Il buontempone’, estreno de un Barbieri olvidado

Madrid. Escuela Superior de Canto. 19 y 21-VI-2021. Barbieri, Il buontempone. Rajiv Cerezo (Carlambrogio), barítono; Víctor Trueba (Vittorino), tenor; Marcelo Solís (Ghiringhello), barítono; Paloma Alvelo (Michelina), soprano; Carla Sampedro (Scolastica), soprano; Walter Bartaburu (Don Satiro), bajo. Coro Camerata Villa de Madrid, Orquesta Asociación Cultural Orbis. Director musical: Alejandro Escañuela. Directora escénica: Mar Álvarez.
Es difícil encontrar en el siglo XIX español una personalidad tan interesante y compleja como la de Barbieri, y que haya gozado de un respeto y popularidad tan unánimes, tanto en el mundo musical como en el intelectual. Es significativo, aunque no sorprendente, que este músico madrileño, gran ideólogo y creador de la zarzuela romántica, iniciara su carrera de compositor lírico con una ópera, Il buontempone, que ciertos acontecimientos impidieron que fuera estrenada y, quizás, por propia voluntad de su autor, guardada y olvidada. En el Legado Barbieri, Ms. 14.077 el músico expresa: “… y yo me quedé con mi ópera en el bolsillo, sin que viera la luz, de lo que ahora me alegro”.
El estallido de los motínes en Madrid en 1847 impidió su representación, que al parecer iba a producirse en el Teatro del Circo, situado en la Plaza del Rey, sobre el antiguo jardín de la Casa de las Siete Chimeneas, o en el Teatro Circo de Paul, que ocupaba un pequeño solar de la calle del Barquillo número cinco, ambos muy cercanos. Pero otro de los inconvenientes con que se encontró Barbieri fue el desacuerdo en los ensayos con la interpretación de los tempi escogidos por el director cuando accedió a estrenar en el Conservatorio de Música algunos coros de la obra. El resultado fue que Barbieri retiró las particelas de los atriles.
El origen de la composición de su única ópera le vino de la mano de Ramón Carnicer, su profesor, que le entrega un libreto en italiano del escritor Calisto Bassi, poeta y director de escena de la Scala, sobre el que compone una opera bufa en tres actos, terminada en mayo de 1847, cuando tenía 24 años, bajo el título de Il buontempone. El libreto había sido puesto en música anteriormente por Placido Mandacini y estrenado en la Scala de Milán en 1837, con el título original de Il buontempone di Porta Ticinese ovvero Sabato, domenica, e lunedi.
El mundo de la musicología española tenía constancia de la existencia de Il buontempone, ya que la partitura original autógrafa se conserva en la Biblioteca Nacional, Mss. Barbieri / 162; lo curioso es que no se hubiera planteado nunca su estreno, hasta que en 2019 esta opera olvidada, fuese recuperada por Víctor Trueba, tenor, actor y director de la Compañía Camerata Villa de Madrid, quien ha llevado a cabo la transcripción y la edición crítica de la partitura, y por Eva Pavón, quien se ha encargado de la reducción para canto y piano. Han sido sus ediciones, basadas en el manuscrito original, las empleadas para el estreno de la obra, proyecto que ha sido posible gracias a un grupo de jóvenes entusiastas y a la colaboración de varias instituciones, como la Escuela Superior de Canto de Madrid, la Joven Asociación de Musicología, la Camerata Villa de Madrid y la Orquesta de la Asociación Orbis, así como la Escuela de Caracterización y Posticería del grupo Harpo y la Escuela de Artes y Oficios La Palma.
Este estreno absoluto supone una importante recuperación del patrimonio cultural español. Las dos representaciones efectuadas han estado sujetas a las normativas sanitarias, por lo que se ha visto disminuida la asistencia de público que ha tenido que adaptarse al mismo tiempo al pequeño aforo de la sala de la Escuela Superior de Canto. Como introducción a las representaciones se celebraron el día anterior dos conferencias impartidas, respectivamente, por Víctor Sánchez, profesor titular de Historia de la Música de la Universidad Complutense, y por la también musicóloga Clara Guillén, a las que siguió un coloquio sobre esta opera italianizante de Barbieri.
Il buontempone es una partitura que supuso para Barbieri una especie de ejercicio de composición dentro del estilo italiano que Carnicer había impuesto en Madrid, más relacionada con el pasado que con los nuevos aires que traían Bellini, Donizetti o Meyerbeer. Se trata, en definitiva, de una comedia de enredos muy del gusto de la época. Contiene números cerrados e independientes, recitativos secco y acompagnato y finales de ópera bufa, con el inevitable conflicto entre la tiple y el tenor y el deseado final feliz. No faltan las consabidas agilidades vocales rossinianas encomendadas a tenor y soprano, o el uso de dos caricatos, ambos barítonos, que recuerdan al Don Basilio y Don Bartolo del Barbiere. Se perciben también en la obra aires del vodevil francés. Si la partitura la tuvo Barbieri olvidada en un cajón, no la tuvo del todo olvidada en su cabeza, ya que este experimento tuvo sus consecuencias en zarzuelas como Gloria y peluca (1850) e incluso en Los diamantes de la corona (1854).
La partitura, de nutrida orquestación, contiene dieciocho números musicales y un coro con presencia brillante y variada. En estas representaciones la orquesta se ha visto reducida a 26 miembros y el coro a un número de 18. Este conjunto de jóvenes artistas ha conseguido, después de 174 años, dar a conocer esta composición de un Barbieri que ya apuntaba maneras, con una sencilla puesta en escena de Mar Álvarez y una actuación vocal y actoral muy meritoria, acompañados por una orquesta y coro dirigidos con gran eficacia por el malagueño Alejandro Escañuela.
Debemos felicitarnos por este hallazgo, y puesto que el bicentenario del nacimiento de Barbieri se encuentra cercano (2023) no sería descabellado pensar en dar a conocer Il buentempone en gran formato.
Manuel García Franco