MADRID/ Couperin: unas lecciones de gran belleza con Jone Martínez y Ana Vieira Leite
Madrid. Basílica Pontificia de San Miguel. Programación Semana Santa 2023. 03-IV-2023. F. Couperin: Lecciones de tinieblas. Jone Martínez y Ana Vieira Leite, sopranos. La Spagna: Daniel Zapico, tiorba; Jorge López-Escribano, órgano positivo y Alejandro Marías, viola da gamba y dirección.
Tras apenas cuatro días desde el cierre apoteósico del FIAS, hemos podido tener el inmenso regalo de volver a disfrutar de la hermosa presencia conjunta de las sopranos Jone Martínez y Ana Vieira Leite, sin duda dos de las mejores cantantes del presente. Y si entonces asistimos a la pirotecnia del estilo galante, ahora nos deleitaron junto a La Spagna con algo completamente distinto: una de las obras cumbre del barroco sacro francés, una refinada composición de singular belleza, cuya delicadeza y sensibilidad requería la excelencia absoluta que ambas poseen.
Las Lecciones del Oficio de Tinieblas constituían uno de los momentos más bellos de la ceremonia litúrgica católica y se celebraban durante los tres días previos a la Pascua, al caer la tarde. Formaban parte del oficio ordinario de la liturgia de las horas, los llamados nocturnos o maitines, que se cantaban de madrugada. La ceremonia se realizaba con las luces del templo apagadas, quedando solo las velas del tenebrario que se debían ir apagando progresivamente para simbolizar la pasión y muerte de Cristo. Las lecciones, no obstante, se basan en el libro de las Lamentaciones de Jeremías, que narran el sufrimiento por la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Durante la Semana Santa, para no interferir en los oficios propios con la asistencia masiva de fieles, las tres lecciones se anticipaban a la víspera por la tarde —constituyendo el primero de los tres nocturnos—, precedidas por una antífona y seguidas de tres responsorios.
François Couperin compuso sus lecciones para los oficios del Miércoles Santo por encargo de las monjas de la Abadía Real de Longchamp en 1714, las dos primeras escritas para una voz sola, y la tercera para dos sopranos, que es aún más hermosa. El compositor pensó en escribir otras seis lecciones para los siguientes días santos, pero nunca se consumaron. Sus Lecciones constituyen una obra maestra de la música por su belleza plástica y la capacidad expresiva para trasmitir todas las emociones de manera exquisita y elegante. Con respecto a la instrumentación, Couperin escribía “si al acompañamiento del órgano o el clave se le puede añadir una parte de bajo de viola o de violín, el resultado sería muy efectivo”. Para la ocasión, La Spagna dispone la combinación francesa más habitual de órgano, viola da gamba y tiorba.
Jone Martínez interpretó la primera Lección desgranando con una sensibilidad indescriptible y calidez el lenguaje sublime de Couperin; con un canto exquisito, Jone supo articular las emociones contenidas del texto con gran sabiduría técnica, con su voz elegante y algo carnal, y dotar de gran expresividad a su canto nítido, refinado y con excelente proyección. La segunda Lección corrió a cargo de Ana Viera Leite, que nos deleitó con su voz pura y transparente, una interpretación llena de emoción realizada con una facilidad técnica asombrosa que extrajo todo el refinamiento de la elegante escritura de Couperin, y con una línea de canto bien articulada y gran control de la respiración que se adaptó a la flexibilidad métrica maravillosamente.
En la tercera Lamentación entramos ya en el séptimo cielo, pues las dos voces de estas espléndidas sopranos se fueron entrelazando en todo el sabio juego de recursos dispuesto por Couperin, en forma de apoyaturas, ornamentaciones, disonancias o articulaciones, que conforman una de las piezas más bellas y elegantes de la historia, una de las más excelsas compuesta por este músico refinado e imaginativo. Ambas recrearon la compleja armonía y la ornamentación con naturalidad y elegancia, maestría en la entonación sin necesidad de excesos superfluos y una complicidad absoluta de sus hermosos timbres. Como propina, nos obsequiaron con el hermoso Tristis est anima mea de Charpentier. Es un privilegio escuchar juntas a estas dos sopranos de voces tan bellas, semejantes recursos técnicos y una sensibilidad tan exquisita.
Alejandro Marías al bajo de viola, Daniel Zapico a la tiorba y Jorge López-Escribano al órgano positivo, dieron el sustento instrumental a las voces solistas. A modo de antífona inicial y de responsorios, se interpretaron un preludio de Robert de Visée, con un excelente Zapico, Les Voix Humaines de Marais y unas contemplativas piezas de Nivers al órgano, con un buen López-Escribano. La disposición de los instrumentos en primer plano y las dos sopranos simétricamente detrás, no fue quizá la mejor decisión. A pesar de la potencia sonora de ambas sopranos, creo que haberlas situado en el frente, con, especialmente, órgano y tiorba más en segundo plano, hubiese sido mejor. Ese matiz no resta valor a este maravilloso concierto que disfrutamos con la excelsa música de Couperin en las voces de estas dos sopranos inconmensurables.
Manuel de Lara