CÁDIZ / Viardot, la española
Cádiz. Palacio de Congresos. 27-XI-2021. Festival de Música Española de Cádiz. Natalia Labourdette, soprano. Helena Ressurreiçao, mezzosoprano. Francisco Soriano, piano. Canciones españolas de Pauline Viardot.
De todas las celebraciones musicales que en este año se están produciendo a raíz de la conmemoración de los dos siglos del nacimiento de Pauline Viardot la más apasionante y fascinante es, sin lugar a duda, el descubrimiento de su faceta como compositora de música de raíz española a través de una veintena de canciones que hasta el momento permanecían inéditas. Miguel López-Fernández y Francisco Soriano, desde Sevilla, han recuperado estos manuscritos y los han puesto en disposición de ser interpretados, mostrando una faceta apenas entrevista a través de testimonios indirectos y que manifiestan la pasión de Viardot por cultivar el amor por lo español y su música heredado de su padre Manuel García y abonado por su esposo el hispanista Louis Viardot.
Cañas, seguidillas, habaneras, rondeñas, zorongos, fandangos y jotas nos salen al encuentro en una escritura sumamente exigente para las cantantes y muy bien escrita para el piano. Francisco Soriano viene desde hace años indagando en la obra musical de Viardot y nadie mejor que él para darle forma a este proyecto y para sentarse al piano. Con una pulsación impecable y un control completo de los ritmos, de sus cambios e inflexiones, así como de los juegos de color (en la Caña, por ejemplo, o de forma espectacular en la introducción de la Jota de los estudiantes, con una impecable técnica de pedal), evidenció a la gran pianista que estaba detrás de la composición de estas canciones. Acompañó, además, con mimo y detalle a las voces.
Natalia Labourdette estuvo brillante toda la noche, con una voz de un brillo espectacular, unos sobreagudos de impacto (ese Fa sostenido culminando Madrid) y una sensible capacidad de matización. Los abundantes pasajes de coloratura salieron de su garganta con insultante naturalidad, resolviendo a la perfección los saltos interválicos y las escalas descendentes en Me mandas que te olvide, rematado por largo trino. Por otra parte, Helena Ressureiçao encandiló con ese timbre sedoso, puro terciopelo, su color tornasolado, sus graves profundos y su perfecto ensamblaje de los registros en una progresión armónica del sonido, sin saltos ni cambios abruptos de color. El fraseo prestado a canciones como La canción de la infanta o La tortolilla triste se condujo por caminos de languidez y morbidez. Su legato fue un dechado de naturalidad en todas sus intervenciones. Pero lo que llevó el recital a niveles espectaculares fueron las páginas a dúo. En piezas de impresionantes requerimientos técnicos como el Fandango del Diablo, la mencionada Jota o el Dúo a la húngara, las dos voces se ensamblaron al milímetro, respiraron juntas y se fueron superando la una a la otra en escalas y coloraturas a cada cual más intrincada. Fue como un fuego de artificio sustentado en una música de una enorme calidad que, de seguro, una vez que sea próximamente publicada, pasará a formar parte del repertorio habitual.
Por si quieren escucharlas, tienen oportunidad de hacerlo el próximo 1 de diciembre en la Fundación Juan March de Madrid, bien presencialmente, bien a través de su canal de YouTube, bien a través de la emisión en directo en Radio 2. No se lo pierdan.
Andrés Moreno Mengíbar