Una loa para Lope (1)
Loa para Lope de Vega Carpio, cuatro siglos después
Para decirla en la calle Mayor de Madrid
Pegando a la calle de Santiago,
Cara al norte, noroeste, más o menos
Esto tendría que ser una loa.
Así me lo han dicho: una loa para el Fénix de los ingenios. Una Loa para el grandioso dramaturgo madrileño Lope de Vega.
Una loa me mandan hacer por Lope, y aunque en mi vida me he visto en muchos aprietos, éste se me antoja incalculable.
Lope, vuestra merced ha merecido loas en vida. Y muchas, muchísimas, en estos últimos cuatro siglos. ¿Cómo voy a hacerle yo una loa a vuestra merced a estas alturas?
Hace algo más de cuatro siglos nacía ahí enfrente v. m.
Hace cuatro siglos se paseaba v. m. por estas calles, que eran distintas, pero que tenían un trazado muy parecido.
Este punto de la calle Mayor se llamaba Puerta de Guadalajara.
Bueno, no sé, tal vez me equivoque, y en ese momento estaba v.m. en Valencia, en el destierro. Si contamos los cuatro siglos de manera estricta, a ver… ¿dónde estaba vuestra merced en 1612?
No importa.
Estuviera donde estuviera, vuestra merced amaba, muchísimo.
Y escribía, muchísimo.
Y servía a los nobles, ah, muchísimo.
Vuestra merced dependía de los nobles. Nosotros, también. Es otro tipo de nobleza, y ahora, los señores cambian cada cierto tiempo. Cosas de equipos políticos, administrativos. Cosas de legislaturas. Pero en el fondo es lo mismo. Usted se humillaba. Y a cambio algo conseguía.
Ahora, pasa lo mismo. Sólo que de otra manera.
Y muchos dirán que no, que no es lo mismo. No importa.
No voy a hacerle una loa a v.m. Porque su loa se desprende de su obra inmensa.
Aparte de la poesía y la prosa, vuestra merced escribió… qué sé yo, más de mil comedias. Yo tengo en mi casa unas 300. Y se conservan unas 100 más.
No hay nada parecido en el mundo, créame v.m.
Según escribió v.m., algunas de esas comedias en horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro. Increíble.
Pienso en un caso que me interesa mucho. Que me gusta.
Permitame v.m. que lo evoque ahora.
Me encantan sus comedias madrileñas.
V.M. no podía presentar el Madrid auténtico, ya lo sé. Para eso estaba la prosa de los autores de la picaresca. Y aun así…
V.M. no podía, no sólo por la censura de los poderosos, sino acaso sobre todo por la censura del público, de esos mosqueteros que no tragaban nada fuera de lo establecido.
Pero me encantan esas comedias:
El acero de Madrid
La discreta enamorada
Santiago el Verde
E incluso El marqués de las Navas.
Pero hay una comedia madrileña que me gusta mucho, y que vuestra merced escribió al parecer en tres días, y la compañía de Avendaño se la aprendió en sólo dos.
(continúa)
Emma Suárez y Carmelo Gómez en El perro del hortelano, de Pilar Miró, a partir de la comedia de Lope (1996). Un excelente ejemplo de cómo llevar al cine una pieza teatral del legado del Siglo de Oro.