Un sociólogo músical
Quizás haya pocos sociólogos músicos pero haberlos haylos y algunos muy ilustres como Max Weber y Claude Lévi-Strauss. Hoy me refiero al norteamericano Richard Sennett y a su libro Juntos. Rituales, placeres y política de cooperación (traducido por Marco Aurelio Galmarini para Anagrama de Barcelona). Sennett ha sido violonchelista y director de orquesta y, en este volumen, hace interesantes reflexiones sobre la interpretación musical como paradigma de lo social y cooperativo del ser humano.
Cuando un músico ensaya, está solo. Tiene delante un instrumento y una partitura. Debe convertir los mudos signos inscritos sobre el papel en sonidos, frases, cláusulas, cantos, armonías. A veces, el instrumentista o el cantante que se ha aprendido puntualmente su parte, se bloquea al tener que integrarse en el conjunto. Su ego le reclama integridad en tanto la música le demanda inmersión. ¿Cómo resolver esta tensión de la música, que está hecha, en buena medida, con tensiones?
El ejecutante puede ceñirse a la escritura pero, según hemos visto, ella no suena. También puede imaginar lo que sintió o quiso expresar el autor, normalmente alejado por el espacio, el tiempo, la muerte y la historia. ¿Cómo saber lo que experimentó Beethoven al escribir este cuarteto, esta sinfonía? Sennett acude, en el caso, a un consejo que solía dar su maestro de dirección, el inolvidable y grande Pierre Monteux: “No leáis, escuchad”. La música empieza cuando el músico escucha a los otros músicos. Ellos son la música. La propia, la individual, se disuelve en el conjunto.
De ahí extrae el sociólogo su idea de la sociabilidad, que nace de la cooperación. Co-operar es, en efecto, operar con los demás, colaborar, trabajar con otros. Otro grande, también musical si no músico, un poeta, Paul Valéry, nos dice que la sociedad empieza cuando decimos vous que, en francés, tanto significa vos como usted, vosotros o ustedes. Cuando invocamos a los semejantes empezamos a ser sociables. Invocamos, vocamos, voceamos, llamamos. Entonces todos somos Beethoven, hasta el mismo Beethoven lo es, nos es, lo somos.