Lettre d’amour à Patricia Petibon
Chère Patricia: je veux vous remercier, c’est tout.
Sí, darle las gracias por esa vocación española que usted reivindica. Usted, que ha sido Lulu y Sœur Contance y Blanche La Force, Blondchen y Doña Anna, Sophie y Ofelia, usted que canta el repertorio del Clasicismo francés y del Barroco europeo…
Usted se ha fijado en las miniaturas que ahora pueblan su disco Melancolía (Arias y canciones españolas, Deutsche Grammophon) y, en complicidad artística con la Orquesta Nacional de España y su director, Josep Pons, dio un concierto en la temporada de este conjunto como para recordarlo toda la vida.
Y lo que me preguntaba aquel día, y lo que me pregunto ahora al oír este disco con la Nacional, con Pons, con Daniel Manzanas, Joël Grare y Susan Manott, es lo que se pregunta el narrador del Conde Tolstói cuando ve la gracia y el arte castizos de Natasha Rostova puestos en marcha en un baile que, por lo que se ve, el narrador en cuestión no se esperaba en aquella agraciada joven de la pequeña nobleza. Sí, podía sorprender que Natasha Ilichna, noble y ciudadana moscovita, dominara el arte popular de fuera de las ciudades, de la Rusia profunda. Pero al fin y al cabo era rusa. Pero ¿y usted?
No crea: puedo comprenderla. Yo mismo me siento bastante francés, por razones de biografía y de vocación que no es cuestión de detallar ahora. Hago incursiones en la cultura francesa y en su idioma. Pero de eso a dominar como usted un repertorio tan enraizado en lo popular… A veces hablo francés un poco argotique, ¿sabe usted? Mis amigos se ríen: ¡un madrileño hablando parigó! En cambio, usted canta estas canciones con total naturalidad; nada menos que La tarántula de La tempranica, El Vito, La Petenera de La marchenera, Marinela de La canción del olvido… y un buen montón de cosas, como aquella canción de Montsalvtage con la que creo recordar que concluyó usted su recital madrileño, y con lo que el Auditorio Nacional se vino abajo. O Granados, Falla, Turina, el Adiós a Granada…
En Ogundé uareré parece surgir otra Patricia desde las profundidades. En cuanto al ciclo que ha compuesto Nicolás Bacri para usted a partir de textos de Álvaro Escobar-Molina, me parece un hermoso cierre de programa. Habrá que referirse a estos cantos en otra ocasión.
De aquel concierto y de su disco nos hemos ocupado en la revista Scherzo. El lector recordará también que usted nos concedió una entrevista (Scherzo, nº 267, octubre 2011). En fin, recuerdo una canción de Barbara: “ma plus belle histoire d’amour…”