Il catalogo è questo
Hoy quiero tan sólo recomendar un libro. Erudito, utilísimo, apasionante. No es una biografía ni una monografía. Tampoco es un relato o una comedia. Es un diccionario. Nada menos que un diccionario dedicado a la figura y la leyenda de Don Juan, y a las muchas obras musicales, narrativas, líricas, teatrales y ensayísticas dedicadas a este personaje universal que surgió en España a comienzos del siglo XVII. El libro no es de ahora, y además es francés y está en francés. Es el Dictionnaire de Don Juan, dirigido por Pierre Brunel y editado en esa magnífica colección de obras de referencia que es Bouquins, de Robert Laffont (1999). Lo recomiendo por su interés, desde luego, pero también porque he tenido ocasión de comprobar lo necesario que le resultaba a algunas personas que conozco y que no sabían de su existencia. Me dirán algunos que el francés es cosa de gente de edad, que ahora los chicos saben inglés, sobre todo, y acaso alemán y ruso. Qué le vamos a hacer. Está en francés, y sus más de mil páginas albergan una riqueza impresionante que se puede consultar y leer en perfecto desorden, de acuerdo con las preferencias y necesidades de cada cual y cada momento. Escribe Brunel en su Ouverture: Qu’est-ce que Don Juan? que han querido evitar toda rigidez. “Nos hemos empeñado en introducir figuras cercas a Don Juan, don juanes literarios como Casanova o Alpont, como el Gilles de Drieu la Rochelle o el Solal de Albert Cohen”.
Los colaboradores de esta ambiciosa obra de referencia son de varios países, desde luego. Hay bastantes españoles, pero no podemos citar a uno si vamos a silenciar a los demás. El contenido es el que puede esperarse más un buen montón de material que uno no podría sospechar. Por ejemplo, un artículo dedicado al palacio (Palais) como decorado del Don Juan en “la morada nobiliaria por excelencia”. Desde luego, hay otro sobre los “orígenes de la leyenda”, esto es, la prefiguración de Don Juan antes de estrenarse la obra atribuida a Tirso de Molina. El libro, como ya hemos indicado, es de 1999, y en ese momento no se tenía nada claro algo que hoy día parece casiseguro: que el autor de las dos primeras obras sobre Don Juan, ¿Tan largo me lo fiáis?(c. 1616) y El burlador de Sevilla y Convidado de piedra no sería Tirso, sino al murciano Andrés de Claramonte (c. 1560-1626), un autor menor, muy eficaz, bastante chapuza, actor y empresario (al empresario entonces se le llamaba autor; y al autor, poeta), que introducía partes de textos ajenos, lo que no era sino una costumbre habitual y hasta admitida en aquellos tiempos. La posteridad ha sido dura con Claramonte (especialmente Menéndez Pelayo), y tan sólo ahora se le atribuyen obras importantes del periodo, como La estrella de Sevilla, nada menos, siempre considerada obra de Lope de Vega. Desde luego, esto haría temblar en su tumba los restos de doña Blanca de los Ríos, erudita dedicada a Tirso con auténtica pasión, y que ya en su día negó que El burlador o El condenado por desconfiado fueran obras de otro poeta dramático.
Compositores como Mozart o Dargomishki tienen su entrada particular, pero hay otra dedicada a la Opera con tema donjuanesco a lo largo del siglo XVIII, y la lista es considerable. En fin, temas como la espada, el destino, el dandysmo, la culpa, el doble, Dios, el diablo, la conversión, el convite, el Don Juan joven o el Don Juan viejo (el del Montherlant, por ejemplo, es ya sesentón) desfilan, entre otros muchos, para enriquecer el diccionario. Además de los nombres de poetas, dramaturgos, libretistas, compositores, pintores. Y, desde luego, los personajes del drama, que merecen un enfoque especial porque varían y cambian de un Don Juan a otro. Y no sólo nos referimos a los femeninos.