Glamour para Perséfone. 3: Vera Zorina.
Ya hemos visto dos damas glamourosas para Perséfone: Dominique Blanc la interpretó en el Real de Madrid en enero, y la veremos en el DVD que con especial dedicación ha elaborado el propio Peter Sellars. La otra era la originaria, la que provocó el fenómeno, la bella, inteligente, gran artista: Ida Rubinstein. Podríamos desgranar otros nombres, como el de la mismísima Victoria Ocampo, que recitó ese papel en Buenos Aires allá por 1934, bajo la batuta del propio Stravinski. Pero éste grabó su Perséfone con una de las actrices y recitadoras y bailarinas más bellas de todos los tiempos del cine cargado de glamour: Vera Zorina.
Vera Zorina se llamaba en realidad Eva Brigitta Hartwig, y era berlinesa de madre noruega. Fue longeva: Berlín 1917, Santa Fé (New Mexico), 2003. Estuvo casada con Balanchín, y ahí podría parecer que encontramos el contacto con Stravinski, admirado por el bailarín y coreógrafo ruso, que fue su gran apoyo, su gran descubridor en una época en la que podía haberse olvidado el mundo de aquel compositor que un día habían tomado por iconoclasta. Lo decimos a menudo: Igor Fiodórivich tuvo suerte en la vida, siempre encontró alguien que le mantuvo a flote, lo potenció y consiguió de él lo mejor que este enorme compositor podía dar. De todas maneras, cuando Stravinski graba para Columbia-CBS su Perséfone, Zorina y Balanchín llevan divorciados unos quince años. Ahora Vera está casada por Goddard Lieberson, de la Columbia Records, precisamente, y con él tiene ya dos hijos; uno de ellos será un excelente compositor, Peter Lieberson. Peter murió el año pasado a la edad de 64. En Scherzo reseñábamos hace poco un registro del estreno de su Remembering J FK (An American Elegy). Y hace algún tiempo dábamos noticia de su propio registro, en Sony, de su King Gesar. Si no me equivoco, Eva y Goddard debieron de casarse cuando ella ya estaba embarazada de Peter.
Vera / Eva era de una belleza que impresionaba y nos impresionará para los restos. Vean esta foto que les proponemos, de un glamour antiguo y vivísimo. O esa pose de la película I was an Adventuress (Gregory Ratoff, 1940), con Peter Lorre y Eric von Stroheim. Enloqueció a Samuel Goldwyn, para quien protagonizó esa y otras películas, como The Goldwyn Follies (George Marshall, 1938), que aquí se llamó Así nace una fantasía: ahí tienen a Vera, a punto de seducción a manos de Kenny Baker, se diría que con la complicidad de Adolph Menjou.
Nos queda además su bella voz para Perséfone: ¿de dónde sacó Vera esa capacidad de “decir” el francés, por mucho que sepamos que comenzó en los Ballets Rusos, en Francia? (los posteriores a Diáguilev, claro está).
Para los curiosos “lectores”, proponemos un enlace que les llevará a un lugar pródigo en fotografías de Vera Zorina:
http://www.fanpix.net/gallery/vera-zorina-pictures.htm
Ahora bien, para verla bailar y moverse, ahí tienen: