Gavilán y su violonchelo: El sonido de la memoria
A finales de febrero tuvo lugar en la Quinta de Mahler la presentación de un libro. Juan Lucas, animador y empresario en este inaudito punto de encuentro, de ventas y de intercambios, me invitó a presentar este libro del vallisoletano Rafael Gavilán Rueda, El sonido de la memoria, una nouvelle publicada por Ediciones Fuente de la Fama, un libro de pequeño formato y ya con fortuna en cuanto a acogida. Juan Lucas nos presentó a Gavilán, al editor, Julio Martínez, y a un servidor de ustedes.
La joven violonchelista Paula Brizuela interpretó obras para violonchelo solo a lo largo de la charla, y consiguió con su Bach y su Lutoslawski que el toque mágico que da la narración se hiciera auténtico sonido en las paredes de la Quinta y en el silencio expectante de un público se diría que cautivado. Qué maravilla de violonchelista, ¿qué porvenir no será el suyo?
De izq. a dcha.: Juan Lucas, Santiago Martín Bermúdez, Rafael Gavilán Rueda, Julio Martínez y Paula Brizuela.
El protagonista y narrador de esta novela es un violonchelo del taller de Guarnieri dei Gesù, en Cremona, “nacido” en 1740. Este personaje de subidísima autoestima nos narra su vida desde el comienzo hasta un momento de principios de 1994, cuando se ve amenazado por el avance de las llamas en el edificio en que se encuentra encerrado. Ahora bien, el protagonista permanece buena parte de estos doscientos setenta y tantos años encerrado en un armario, en su funda, en una vitrina. Sobre todo, sus primeros años, desde el robo prematuro en 1741 hasta que lo liberan y desenfundan a comienzos del siglo XIX para el Conde Andrei Razumovski. Pero también durante épocas especialmente graves, como las dos guerras mundiales. Sin embargo, asiste a ciertos acontecimientos importantes.
El relato es irónico, humorístico, tiene mucha retranca; pero es fielmente histórico(muy bien documentado, pero sin pedantería alguna, como quien no quiere la cosa) y además abunda en turning-points de carácter folletinesco que sin duda cumplen el cometido de hacer avanzar la acción, que de otro modo podría caer en una secuencia sin tensión dramática: el robo “nada más nacer” a manos de Cósimo, con trágicas consecuencias; el intento de robo con violencia en el viaje a Viena desde Cremona, el incendio (histórico) del palacio de Landstrasse en la Nochevieja de 1814, del que se salva milagrosamente el protagonista, al estar fuera del palacio; la pulsión claramente erótica por una joven llamada Norma. El ataque de un par de “apaches” a Mathieu, músico al que siente el placer de tocar, lo mismo Stravinski que las rangaines populares. El robo encargado por un mafioso tras el escándalo del estreno de La consagración de la primavera. La propia “vida” del chelo protagonista con el mafioso de Chicago, su pobre niña y su atormentada esposa. Y la aventura de Robin Granger y el robo del Royal Festival Hall. Sí, el protagonista es un brillante objeto de deseo, de codicia, y eso marca su peripecia.
Pequeño paréntesis sobre Norma: Cuando Norma cede su preciosa propiedad, el violonchelo, hay algo más que una emotiva despedida cuando ella lo toca en la intimidad; no, en soledad. Sencillamente, Norma y el chelo hacen el amor y Vivaldi los ampara. El Buen Dios protege a los que se aman y acaso se vale de los artistas o tiene con ellos (no sé si con todos) una cierta condescendencia.
Las ciudades que recorre el narrador son muy concretas en cuanto a vida cultural y momento histórico: Cremona, Viena, Amsterdam, París, Praga, Londres, Barcelona.
No teman, no voy a hacer de spoiler, como se dice ahora. Una última nota sobre esta narración: las mujeres quedan mejor libradas que los hombres: Norma, Rose Epervier, Hannah, la propia Mrs. Lamaretti, esposa del mafioso. Esto dice mucho en la acción, pero acaso dice más del autor.
Gavilán se declara melómano desde la infancia por influencia familiar. Su propia madre prologa el libro.
Rafael Gavilán Rueda: El sonido de la memoria.
Ediciones Fuente de la Fama.
Valladolid, 2014 y 2015, cuatro ediciones hasta el momento.