Construir y destruir
Dicen los arquitectos, cuya tarea es la construcción, que construir es, a la vez, destruir. Quien eleva un edificio acaba con parte de un paisaje o tiene que demoler una vieja estructura para dar paso a la nueva. La música, que es una arquitectura en movimiento, ofrece una similar dualidad. Se dice que Bakunin, el dirigente anarquista, comentó a Wagner, su amigo y entonces también revolucionario, a propósito de la Novena sinfonía de Beethoven que Ricardón le había invitado a escuchar y que acababa de dirigir: “Cuando destruyamos todo para hacer el mundo nuevo, esto lo vamos a conservar.”
En materia de revoluciones musicales, el principio se reafirma: hay que saber lo que debe conservarse para poder llevar a cabo la innovación, conforme a una principio oscuro y potente: la vida exige continuidad. En el siglo XX, a menudo hemos asistido a experimentos que pusieron las costumbres musicales de centurias, patas arriba. Quizá los dos mayores hayan sido la atonalidad y el cinematógrafo. Pero la música atonal, con toda su radical propuesta, de experimental no tiene nada, ya que sus doctrinas son sólidas, complejas y exigentes en cuanto a reglas y principios. Además, no elimina el utillaje de la música anterior: instrumentos, partitura, semitono afinado. Schönberg, si fue un anarquista como Bakunin y el joven Wagner, llevaba en sus venas y arterias la sangre azul de las aristocracias, según la feliz fórmula de Constant Lambert.
Otra cosa son los instrumentos electroacústicos, el arte de los ruidos, los happenings donde la música es virtual y no suena. ¿Cabe hablar de música en estos extremos o estamos ante un arte diverso, paralelo al otro, que sigue en pie? El cine tiene la respuesta, pues en él se sintetizan, según quiso Wagner, todas las artes, convertidas en un solo caudal de mensajes y signos. En el cine la música se ve, se alía con el ruido y la voz cotidiana y, en algunas salas, se huele por la dispersión de perfumes, y se toca, si uno se sienta en sillones movibles. Hay cosas que no están en los libros pero que estarán en ellos.